La
tranquilidad de la noche se vio interrumpida por la mujer embozada que llegó
hasta ese lugar apartado a realizar su ritual de iniciación.
Encendió la fogata. Cruzó las manos,
bajó el rostro e hizo su plegaria, silenciosa; humilde ante la respuesta si es
que había tal. Ancestros, pido de su guía
para ser digna de recibir la magia antigua. Solicitó con fervor una y otra
vez sin abandonar su postura.
El fuego, el aire y la tierra comenzaron
a fundirse; cuando lo hicieron con el agua de la playa, a unos pasos de donde
ardía la fogata, algo sucedió. El equilibrio en el que danzaban empezó a
romperse.
La
mujer embarazada miraba por la borda de la embarcación, su esposo se acercó a
ella.
-De todos los antojos que pudiste tener, venir a este paseo nocturno es
el más extraño; sería mejor que estuvieras descansando. El bebé está a punto de
nacer.
-Lo sé pero no lo pude evitar, fue como si tuviera que estar aquí -acarició
su vientre.
Era una
noche tranquila. Miraron hacia abajo para ver cómo la embarcación iba dejando
la estela a su paso. En un segundo el agua comenzó a borbotear de manera
extraña. La pareja se tomó de las manos, presintiendo el peligro. Los demás
pasajeros, también temieron por su seguridad. Nubes de tormenta aparecieron de
la nada…
En
lo profundo del océano, un tritón levantaba su tridente hacia lo alto. No sólo
intentaba traspasar con el poder de su arma, el agua, sino llegar hasta el
cielo. Un pulso de energía salió de ésta. Es
hora, el océano cobrará venganza. Ninguna de sus criaturas será ofendida sin
que el agresor reciba el castigo merecido.
Del tridente salía un fino hilo de luz
que ascendía suave pero inmisericorde, con un objetivo fijo: destruir.
La
mujer embozada miró perpleja cómo los cuatro elementos se mezclaban en lo alto.
Escuchó un sonido venido de la playa. Estaba oscuro. Dedujo que sólo eran las
olas rompiendo contra las rocas.
Una vez más dirigió su vista hacia lo
alto. Hacia esa pequeña esfera de poder que combinaba la esencia de los cuatro
elementos.
El
tritón estaba imparable en su objetivo; no obstante, algo lo hizo ceder. Un
pulso de poder, venido del mundo de arriba se introdujo en la fuerza que él
intentaba mandar hacia ese mismo mundo; traspasando suave pero firme su cadena
de energía, tocando su tridente, hasta llegar a él, desestabilizándolo. Haciendo
que esa fuerza suave fuera más implacable que su energía recia. Logrando al
final que su posición cediera, saliendo expulsado sin clemencia hacia un punto
incierto.
Un
gran borboteo en el agua, obligó a la mujer embozada a concentrar su atención
en ésta. Inesperadamente, un torbellino la hizo retroceder y cubrirse el rostro
con el dorso de la mano. Al desvanecerse, se acercó a la playa sólo para darse
cuenta cómo un hombre desnudo se desplomaba ante sus ojos.
-¿Qué pasa?
En
un instante todo volvió a la normalidad. La pareja se miró, agradecida de que
no fuera más que un susto.
-Sentí un aguijonazo en mi vientre -bisbiseó la mujer, arqueándose por el dolor.
-Ya todo ha pasado -dijo él. Algo en su tono indicó que sabía que ese extraño
acontecimiento en el agua no terminaría ahí. Decidió dejar su preocupación para
después para no alarmar a su esposa o el bebé nacería antes de lo planeado-. Entremos.
Por alguna razón, de repente imaginarse
padres ya no les pareció tan emocionante como unos minutos antes.
Nueve años
después…
La niña dormía en su cama. Despertó al sentir
que una voz la llamaba desde el mar. Me
perteneces, tú pagarás por sus faltas, ven a mí…
Quiso
seguirla. Abrió la puerta de su cuarto. Todo estaba en penumbras. La puerta del
cuarto de sus padres estaba cerrada. Salió
de la casa. Se detuvo en la acera. Abajo, en la distancia, podía apreciarse el
mar. Rugía y cada reventar de las olas era un llamado.
Me perteneces, tú pagarás por sus faltas, ven a
mí…
Repitió
la voz.
¡No! Gritó
para sus adentros. Aun con su corta edad, encontró la fuerza necesaria para
resistirse. Volvió a entrar. Cerró la puerta de su habitación, arrebujándose en
sus sábanas segundos después, presa del miedo.
Me perteneces, tú pagarás por sus faltas, ven a
mí…
-¡Mami quiero meterme a la playa!
La mujer apenas
le prestó atención, más concentrada en el libro que leía. La niña emocionada e
intrigada por lo que había en el mar, no pudo aguardar la contestación de su
madre. Su llamado aún estaba presente en ella.
Las olas eran
casi imperceptibles, el agua estaba en calma. Había tanta gente que apenas
descubrió espacio por dónde entrar.
Pensaba
quedarse en la orilla pero algo la jaló, alejándola de los bañistas. Quiso
salir mas no pudo, fuerzas extrañas lo impedían. En medio del caos, creyó ver
que había unas personas con ella que querían lastimarla. Se desvaneció.
Al abrir
los ojos, descubrió que estaba en su cama. Observó el rostro serio de su padre.
-Al fin despiertas.
No le
extrañó su tono poco cariñoso. Siempre era así con ella. Volvió a dormirse. El
hombre salió dejando la puerta entornada. Miró de reojo hacia la cama, imaginó
que el miedo por lo ocurrido le originó gran cansancio.
-No esperaba que sucediera esto. ¿Por qué la llevaste a la playa? -musitó
a su esposa.
-Porque no puedo controlar sus berrinches -contestó en el mismo tono bajo que él empleó.
-Aún creo que no fue buena idea quedarnos con ella.
-La llevé en mi vientre, ese vínculo no se puede romper pese a todo lo
demás. Resistiremos lo más que podamos. Después… Después que pase lo que tenga
que pasar…
-Eventualmente tendremos que decirle adiós si las cosas no mejoran…
-No sé si embarazarme fue buena idea. No con esto persiguiéndonos.
-Lo hecho está hecho.
No se
dieron cuenta de que su hija escuchaba la conversación, sin entenderla;
temerosa por lo que tales palabras implicaban en su vida.
Pobre Camila, creció sin entender el porque sus padres la dejaron , siempre pensó que era inmerecedora de su cariño , pero mas adelante se animo y exigió la verdad a todas sus dudas, sin imaginar todo lo que le deparaba el destino.
ResponderBorrarHermosa forma de hacer una síntesis de la historia. Gracias.
ResponderBorrarEl sufrimiento de camila desde pequeña el cual ella nunca entendió el por qué sus padres no la querían y el por qué de su abandono.
ResponderBorrarSufrió mucho la pobre y lo que le falta y quién sabe cómo le vaya al final.
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