jueves, 4 de agosto de 2016

Prólogo: Destino

La tranquilidad de la noche se vio interrumpida por la mujer embozada que llegó hasta ese lugar apartado a realizar su ritual de iniciación.
Encendió la fogata. Cruzó las manos, bajó el rostro e hizo su plegaria, silenciosa; humilde ante la respuesta si es que había tal. Ancestros, pido de su guía para ser digna de recibir la magia antigua. Solicitó con fervor una y otra vez sin abandonar su postura.
El fuego, el aire y la tierra comenzaron a fundirse; cuando lo hicieron con el agua de la playa, a unos pasos de donde ardía la fogata, algo sucedió. El equilibrio en el que danzaban empezó a romperse.


La mujer embarazada miraba por la borda de la embarcación, su esposo se acercó a ella.
-De todos los antojos que pudiste tener, venir a este paseo nocturno es el más extraño; sería mejor que estuvieras descansando. El bebé está a punto de nacer.
-Lo sé pero no lo pude evitar, fue como si tuviera que estar aquí -acarició su vientre.
Era una noche tranquila. Miraron hacia abajo para ver cómo la embarcación iba dejando la estela a su paso. En un segundo el agua comenzó a borbotear de manera extraña. La pareja se tomó de las manos, presintiendo el peligro. Los demás pasajeros, también temieron por su seguridad. Nubes de tormenta aparecieron de la nada…

En lo profundo del océano, un tritón levantaba su tridente hacia lo alto. No sólo intentaba traspasar con el poder de su arma, el agua, sino llegar hasta el cielo. Un pulso de energía salió de ésta. Es hora, el océano cobrará venganza. Ninguna de sus criaturas será ofendida sin que el agresor reciba el castigo merecido.
Del tridente salía un fino hilo de luz que ascendía suave pero inmisericorde, con un objetivo fijo: destruir.
  
La mujer embozada miró perpleja cómo los cuatro elementos se mezclaban en lo alto. Escuchó un sonido venido de la playa. Estaba oscuro. Dedujo que sólo eran las olas rompiendo contra las rocas.
Una vez más dirigió su vista hacia lo alto. Hacia esa pequeña esfera de poder que combinaba la esencia de los cuatro elementos.

El tritón estaba imparable en su objetivo; no obstante, algo lo hizo ceder. Un pulso de poder, venido del mundo de arriba se introdujo en la fuerza que él intentaba mandar hacia ese mismo mundo; traspasando suave pero firme su cadena de energía, tocando su tridente, hasta llegar a él, desestabilizándolo. Haciendo que esa fuerza suave fuera más implacable que su energía recia. Logrando al final que su posición cediera, saliendo expulsado sin clemencia hacia un punto incierto.

Un gran borboteo en el agua, obligó a la mujer embozada a concentrar su atención en ésta. Inesperadamente, un torbellino la hizo retroceder y cubrirse el rostro con el dorso de la mano. Al desvanecerse, se acercó a la playa sólo para darse cuenta cómo un hombre desnudo se desplomaba ante sus ojos.
-¿Qué pasa?

En un instante todo volvió a la normalidad. La pareja se miró, agradecida de que no fuera más que un susto.
-Sentí un aguijonazo en mi vientre -bisbiseó la mujer, arqueándose por el dolor.
-Ya todo ha pasado -dijo él. Algo en su tono indicó que sabía que ese extraño acontecimiento en el agua no terminaría ahí. Decidió dejar su preocupación para después para no alarmar a su esposa o el bebé nacería antes de lo planeado-. Entremos.
Por alguna razón, de repente imaginarse padres ya no les pareció tan emocionante como unos minutos antes.

Nueve años después…

La niña dormía en su cama. Despertó al sentir que una voz la llamaba desde el mar. Me perteneces, tú pagarás por sus faltas, ven a mí…
Quiso seguirla. Abrió la puerta de su cuarto. Todo estaba en penumbras. La puerta del cuarto de sus padres estaba cerrada. Salió de la casa. Se detuvo en la acera. Abajo, en la distancia, podía apreciarse el mar. Rugía y cada reventar de las olas era un llamado.
Me perteneces, tú pagarás por sus faltas, ven a mí…
Repitió la voz.
¡No! Gritó para sus adentros. Aun con su corta edad, encontró la fuerza necesaria para resistirse. Volvió a entrar. Cerró la puerta de su habitación, arrebujándose en sus sábanas segundos después, presa del miedo.
Me perteneces, tú pagarás por sus faltas, ven a mí…

-¡Mami quiero meterme a la playa!
La mujer apenas le prestó atención, más concentrada en el libro que leía. La niña emocionada e intrigada por lo que había en el mar, no pudo aguardar la contestación de su madre. Su llamado aún estaba presente en ella.
Las olas eran casi imperceptibles, el agua estaba en calma. Había tanta gente que apenas descubrió espacio por dónde entrar.
Pensaba quedarse en la orilla pero algo la jaló, alejándola de los bañistas. Quiso salir mas no pudo, fuerzas extrañas lo impedían. En medio del caos, creyó ver que había unas personas con ella que querían lastimarla. Se desvaneció.
Al abrir los ojos, descubrió que estaba en su cama. Observó el rostro serio de su padre.
-Al fin despiertas.
No le extrañó su tono poco cariñoso. Siempre era así con ella. Volvió a dormirse. El hombre salió dejando la puerta entornada. Miró de reojo hacia la cama, imaginó que el miedo por lo ocurrido le originó gran cansancio.
-No esperaba que sucediera esto. ¿Por qué la llevaste a la playa? -musitó a su esposa.
-Porque no puedo controlar sus berrinches -contestó en el mismo tono bajo que él empleó.
-Aún creo que no fue buena idea quedarnos con ella.
-La llevé en mi vientre, ese vínculo no se puede romper pese a todo lo demás. Resistiremos lo más que podamos. Después… Después que pase lo que tenga que pasar…
-Eventualmente tendremos que decirle adiós si las cosas no mejoran…
-No sé si embarazarme fue buena idea. No con esto persiguiéndonos.
-Lo hecho está hecho.
No se dieron cuenta de que su hija escuchaba la conversación, sin entenderla; temerosa por lo que tales palabras implicaban en su vida.


4 comentarios:

  1. Pobre Camila, creció sin entender el porque sus padres la dejaron , siempre pensó que era inmerecedora de su cariño , pero mas adelante se animo y exigió la verdad a todas sus dudas, sin imaginar todo lo que le deparaba el destino.

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  2. Hermosa forma de hacer una síntesis de la historia. Gracias.

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  3. El sufrimiento de camila desde pequeña el cual ella nunca entendió el por qué sus padres no la querían y el por qué de su abandono.

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  4. Sufrió mucho la pobre y lo que le falta y quién sabe cómo le vaya al final.

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